Vera...

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Debería ser algo como un héroe en esta historia, alguien que lograra sustraerse de la luminosidad cegadora de ese faro que anuncia una esquina, el final de una calle lluviosa donde están todas las noches que me encontraron solo y borracho... Esperándote.

Todo está listo para recomenzar con los mismos signos. Qué sería de aquél que jamás hubiera visto que al besarse la boca se entreabría. Qué diría aquél que jamás hubiera oído un “te amo”. ¿Qué letras inspiradas por el toque de una piel? Vuelve el hueco de las palabras, la desunión de las vocales, el agotamiento de todas las frases. La nausea de pronunciar cualquier cosa y oír resonar el vacío.

Si hubiera permanecido encerrado en ese faro por los últimos 20 años de mi vida, seguramente el amor me haría meter las huellas dactilares bajo la piel y quedarme ahí, entrar un poco más bajo los poros, permanecer hasta que la inmovilidad de lo interminable me invadiera.
Puedo alcanzar esas marcas del pasado si cierro los ojos y la imagen de un instante se mezcla con la de otro trágico. Puedo oler las formas del engaño, el calor del humo del cigarro invadiendo habitaciones desoladas hasta el hastío, hasta el tedio provocado por la búsqueda de una voz que lama el silencio.

Cierro los ojos para hurgar en el féretro de una tarde sin luz en una casa vacía. Sigo donde siempre a pesar de estar contigo, Vera.
Hurgo las formas de una piel en tu memoria sólo para sentir la tortura de que no me perteneces, de que no podrías pertenecerme si mis carnes son éstas, las mismas que se bañan dolorosamente, las que tiemblan frente a todo, las que temen enfermar porque no quieren condenarse a la negación del tacto.

Borrar las luces de los recuerdos que permanecen en ti, como el prurito de dejar toda la historia reconstruida para que yo exista. Olvidarme de todo y volver a la luz anterior a los instantes, a los que no soñaba con que eras penetrada por miles de hombres mucho más felinos, salvajes, enteros, mucho más amantes, mucho menos idiotas. Todos los hombres son menos idiotas que yo si se trata de ti. Yo, el que busca sin buscar en un camino vacío.
Tengo a la furia corriendo dentro de los sueños. Despierto y casi puedo ver tu rostro malicioso diciéndome que te soy prescindible, diciéndome que te olvide porque todo tiene que recomenzar. Que el mundo se rige por procesos. En mis sueños tú no sabes mi nombre, no importa cuántas veces me llames ahora, Vera, al final del pasillo de esta casa. Yo no existo, soy un mueble que se pudre en un lugar, siempre. Y tú mirándome así, cumpliéndome deseos. Entregándote tan aparentemente. ¿Qué será de esta casa cuando te vayas? Mis manos casi están amputadas por la sombra. No puedo tocarte.
Aquí no hay luz.

Quiero llegar a esa isla, nadando, sintiendo en los huesos el frío de un olvido total.
Esta noche los ojos se inundaron, Tú me abandonabas como tantas veces. Me despertó el llanto atravesado en la garganta y tu mano sobre los hombros.
– No llores, aquí estoy.
Y yo era un niño pequeño implorando que me aguardaras, que me metieras en ti, que me dejaras ahí.
-No me dejes. No te vayas. No te quedes. No comiences. No me ames, ¿para qué? ¿qué soy yo? Inútil explorador que busca luces en islas perdidas, que busca hielo en tierras de fuego, que busca brazos para un cuerpo insustancial.
No importa cuánto me quieras. Retráctate, qué encuentras en este templo de cenizas, en esta carne consumida por un par de imágenes desoladoras. ¿No ves cómo me jalan los recuerdos? ¿No ves cómo no puedo creer en la bondad? ¿No ves que mis sentidos se niegan a volver de ese viaje sin retorno que emprendieron para dejarme sentir nada más que dolor, hambre y frío? ¿O sí? ¿Qué era antes de esta bombilla cercenada que me enseña el fin de un laberinto recorrido inútilmente?
Vengo a tus brazos, tengo las ganas provistas de un marinero, de un explorador impertinente
que encuentra monstruos en todos los viajes. Eres el relámpago que me sacó de la oscuridad en un camino inexplorado. Y yo, primer contrincante de ese marino que soy, estoy cansado.
Voy hacia ti, Vera, como yendo a todas las partes que debo, como venciendo para siempre y como nunca todos los abismos que existen, como leyéndote y descifrándome, como si en realidad nada pasara en el mundo más que esto. No hay nada en el mundo más que esto.
¿Qué más me dan las luces, los faros, las islas, los caminos? Ir, a todos lados, todo el tiempo. Con estos pasos torpes que se acostumbraron a recorrerse solos. Llévame. Llévame…



Septiembre 19, 08

Querida Julia,

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A veces qusiera no ser tan egoísta como los demás dicen no ser, proponerte matrimonio y coger a toda hora hasta engendrar un niño. Mis compañeros de trabajo alardean sobre la felicidad que les dio esa decisión, los ex-compañeros de la secundaria me mandan correos repletos de emoticones sonrientes invitandome a un baby shower, presumiendo que ha sido lo mejor que han hecho por su existencia. Lo he pensado y tal vez ellos se encuentran a gusto con su vida; táchame de pendejo pero yo no. 

No importa el tono en que me hablen durante esos incómodos encuentros casuales en el metrobús, tampoco importa que me cuenten sobre el tamaño de la sonrisa que se me dibujo en el momento que te conocí o si mi cabello se ve más brillante a pesar de seguir usando el mismo shampoo sin acondicionador que promete mantenerme con cabello pasando los cuarenta, desde aquella clase en secundaria que nos advirtió sobre la genética. No puedo darles la razón, cuando nombré como amor al sentimiento hacia tí me sentí completamente inadecuado. Más sólo de lo que estaba por el simple hecho de ponerte en la tecla 1 del marcado rápido. 

Quizás es el caracter que se me negó al jamás practicar un deporte organizado y en forma lo que me impide dar con las teclas que escriban una misiva anunciándo a mis contactos en el messenger que tengo una ladatel guardada en la cartera y un número que puedo recitar tan fácil como una canción de los Ramones al cual marcar durante esas noches en que el transporte se me niega y no tengo otra más que caminar cuidando mi espalda de patrulleros y necesitados desesperados y sin tiempo de valorar su imaginación. O puede ser que no la escriba porque no puedo permitir a mi estupida voz invadir tus horas a solas, tiraré a un bote la tarjeta y tomaré un empleo como cartero aceptando las condiciones laborales más disparatadas con tal de adueñarme del código postal que habitas; una carta jamás llega a deshoras ni interrumpe la vida de alguien, ¿me entiendes? 

Los espíritus más brillantes de mi generación juegan al duro escudándose en todas las canciones pop sobre el desamor que la radio nos puso y los blogs se han encargado enfermizamente de hacernos recordar, parecen pasar por alto que todos estamos aterrados. Al despertar y decirte buenos días tengo que reunir fuerza para abandonar la cama que dejaste tibia, por lo regular me lleva quince minutos hacerlo, luego al baño que abandonaste escurriendo apresurada y alimentos para aguantar lo que viene. Un perro se me acerca y la mujer que lo pasea me ignora, si lo pienso dos veces haría más largo el beso de despedida que nos dimos en el marco de la puerta; en el metro algunos miran con desconfianza a su alrededor y espían con la mirada al sujeto de gorra y chamarra con forro de borrego, si lo pienso tres veces haría de ese beso de despedida un saludo acercandote por la cintura; al llegar a la oficina mi vecino de escritorio me estrecha la mano con firmeza, dice hola con efusividad y ambos cuidamos de no mencionar la melancolía en nuestras miradas, si lo pienso por cuarta vez haría de esa despedida la primera mirada que cruzamos. 

La hora de abandonar el edificio ha llegado, no tengo que pensarlo otra vez, marco nuestro número desde la calle, las manos me sudan y no tengo claro que decir, tenemos identificador de llamadas pero los benditos teléfonos públicos se registran como privados. Cuelgo al oírte, suenas agitada, como si hubieras corrido desde el corredor; siempre te hago lo mismo, disculpa pero me gusta seguir siendo ese tímido pervertido excitado por tú -si- al contestar. 

tuyo,
RAC


Septiembre 19, 08

mejor una soga, que un complemeto delicado

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En muertealnudowindsor.blogspot, los autores ponen el tema y la fecha de entrega.

La primera está dedicada al amor. Ese puto tema favorito de los oficinistas que tiene su único contacto real con la vida a través del messenger.

Fecha de entrega viernes 19 de septiembre.